#Americana 2021 – Funny Face

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Uno de los títulos más desconcertantes -previo y post visionado- de esta edición del Americana es sin duda Funny Face, cuyas referencias desconciertan por la forma en que parecen sumarse. Metáfora anticapitalista, romance urbano, historia de venganza, gentrificación… todos estos elementos forman parte de una propuesta tan etérea que podría hablar de todo esto o de nada en absoluto.

La quinta película de Tim Sutton, que por cierto se proyectó por primera vez días antes de estallar la pandemia mundial y pese a haber pasado mas de un año desde que se inició su recorrido por festivales hemos sido unos de los pocos afortunados que hemos podido verla en una sala de cine, distorsiona géneros muy marcados para poder formar a partir de ello una bomba cargada de todas sus inquietudes. Funny Face hace uso del dialogo de manera casi esporádica, y salvo en ocasiones muy puntuales, este no responde a una necesidad de estricto desarrollo. Sutton opta por una narrativa emocional, mediante la cual el espectador divagará entre secuencias inconexas estructuralmente, pero que encajarán entre si a partir de miradas, silencios y sensaciones. La película abusa en desmesura de esta clase de decisiones, y perderá al espectador en mas de una ocasión. Y si consigue recuperarlo, será posiblemente por lo poderoso de sus imágenes, fotografiadas con un énfasis en el contraste de lo urbano capaz de encontrar la elegancia en el neón rojo y la pulcritud en el acero oxidado.

Además, el peculiar diseño sonoro, musicalizado a base de golpes metálicos y resonantes chasquidos, conforman una desquiciante constante que pondrá a prueba el aguante de mas de uno. Funny Face juega al machaque. A la decepción en la rutina de aquellos atrapados en la bajeza de la jungla de asfalto.

De entre todas las contradicciones que conforman esta amalgama de conceptos no siempre resolutivos, la mas interesante es el tratamiento del romance. No es la primera vez que vemos en pantalla el triunfo del amor disfuncional, pero Funny Face aborda la ternura desde un punto de vista prácticamente inverso. Lejano, frio e incluso cínico. Una relación amorosa nacida de la rabia y el dolor. Heridas en dos almas distintas que cicatrizan en una sola. La empatía se genera a partir de la comprensión mutua. Dos personajes asustados tras sus máscaras. Máscaras tangibles, y no estrictamente alegóricas. Máscaras de las que hacer nacer alter egos. “Tal vez soy como un super héroe” dice Saúl en un momento de la película. Y bien podría serlo si no nos ceñimos a la definición más estricta del término. Desde luego este Brooklyn podría pertenecer al universo de DC comics, pero posiblemente nuestros protagonistas serían el punto de partida de una pareja de trágicos villanos nacidos de una sociedad enferma.

Funny Face es una película compleja camuflada bajo una apariencia plana. Su discurso es inconsistente, y la narrativa se desmonta en mas de un momento. Sin embargo, contiene suficientes ideas bien ejecutadas como para justificarse a si misma. Imperfecta, ensimismada y con cierta sobredosis de ego, pero con un gusto por las atmosferas de carácter casi surrealista que convierte su dialogo con el espectador en un constante tira y afloja activo durante todo su metraje. Y eso ya vale la pena tenerlo en cuenta.

A recordar: El monologo de Cosmo Jarvis en el coche.

A olvidar: Todos aquellos momentos en que, por sobreexposición, nos caemos de su carro.

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