#Americana2021 – Small Town Wisconsin
Cuando uno asiste a festivales como el Americana Film Fest da por hecho que se va a encontrar un elevado numero de películas cortadas por un patrón parecido. Y es que el indie, y más especialmente el norteamericano, destaca igual que adolece por unos rasgos estilísticos y conceptuales generalmente sobreexplotados. Es por ello que, pese a que el espectador habituado a esta clase de propuestas disfrute con la enésima historia intimista de trama casi anecdótica, es muy refrescante cuando películas como Small Town Wisconsin asoman cabeza por encima de la valla.
La predisposición a ver una road movie intimista de manual consigue incluso engrandecer el visionado de la película de Niels Mueller. Su que su primer tramo, así como es imprescindible para el correcto desarrollo de la idea, se le puede atragantar a más de uno. Pero una vez entendido cual es el juego que proponen el guionista Jason Naczek y Mueller tras la cámara, el espectador se embarcará en un viaje de descubrimiento parecido al que viven Wayne y sus compañeros de viaje.
La película juega a conjugar dos tonos bien distintos que evolucionan hasta transformarse entre sí. Desde el inicio se juega, gracias a una milimétricamente calibrada interpretación de David Sullivan, a la ambigüedad tonal. ¿Estamos ante una comedia? ¿Está este personaje fuera de lugar respecto a su película? ¿Hay parodia en las intenciones de sus artífices? La respuesta es un poco que si a todo. Y es que, al igual que Wayne, empezaremos este viaje perdidos en un lugar que conocemos. El rumbo a seguir es confuso y el camino pinta difícil. Tanto como parece que va a ser hacer salir del bucle a un personaje al que parece permitírsele todo. Pero a medida que los problemas del protagonista crezcan y su actitud a la hora de afrontarlos consista en tomar decisiones, la película las tomará a su vez. Así pues, Small Town Wisconsin refleja a la perfección como nuestro entorno muta y evoluciona con nosotros.
Pese a todo esto, la película elige ponerse del lado de sus personajes y evita ser cínica en todo momento. Opta por un acercamiento de carácter afable y emotivo sin, por ello, obviar adentrarse de lleno en una temática tan dura como es el alcoholismo y el como este afecta a las clases bajas de una sociedad americana que oculta todos sus problemas tras las banderas que ondean en cada jardín de familia humilde. Pese a ello, Mueller elige mostrar, pero no juzgar. Pues el objetivo es encontrar la humanidad que reside dentro de unos personajes despojados de, por ejemplo, ideales políticos que posiblemente derrumbarían todo el discurso de la película. Unos elegirán ver esto como una forma de blanqueamiento, sin embargo, la película opta por una mirada humanista centrada en el crecimiento personal.
Small Town Wisconsin aparenta ser muchas cosas, pero termina siendo muchas más. Bajo la capa de traslucida benevolencia y perdón de cara a los actos de sus personajes se esconde una evolución psicológica e ideológica que escapa del simple patrón de corte. Sus tempos están medidos, sus pesos bien calibrados y su intensidad no sobrepasa lo necesario en ningún momento. La primera gran sorpresa del festival.
A recordar: la transformación de tonos, que evoluciona con sus personajes.
A olvidar: cualquier presuposición pasados los primeros treinta minutos.