Diario de a bordo Sitges 2021: día 7
Diario de a bordo Sitges 2021: día 7
13 de octubre 2021, día 7
Empezamos nuestro séptimo día. El cuerpo ya nos pedía tregua y la mente cada vez contaba con menos capacidad de retentiva. Pero nosotros seguimos al pie del cañón. No queríamos perdernos ningún pase. Había que seguir exprimiendo el festival a tope y por supuesto la mejor manera de empezar era asistir al pase despertador del día.
Antlers, de Scott Cooper
Eran las 9.00 de la mañana y ya estábamos sentados en el Auditori para ver ‘Antlers’, Coproducción entre Estados Unidos-México y Canadá dirigida por Scott Cooper.
La película llegó hace poco a nuestras carteleras, pero su estreno real debería haber tenido lugar hace más de un año. La pandemia obligó a poner en pausa su exhibición y ahora, por fin, la película veía la luz.
Precisamente por ello nos pareció una pena encontrarnos con un producto tan descafeinado. Y es que la cosa pintaba fantástica, pero resultó quedándose en agua de borrajas. Y eso que siempre es un placer disfrutar de una monster movie en pantalla grande. El prólogo de la película marca un presagio que no llega jamás a cumplirse en términos de calidad. De ahí en adelante, pese a algunos destellos de agradable imaginería grotesca y un apartado visual resolutivo aún que no especialmente destacable, la película se convierte en terreno más que conocido y lo anodino de su tratamiento y sus lugares comunes hacen verdadera mella en su fuerza.
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Offseason, de Mickey Keating

Salimos de la sala para volver a ponernos en la cola ya que la siguiente proyección también era en el Auditori. Era el turno del americano Mickey Keating y su ‘Offseason’.
Keating trabaja con elementos puramente Lovecraftianos a la hora de construir (poco) una historia de terror atmosférico tan volátil como punzante. Sin embargo, todo se queda en la superficie y la falta de profundidad hace que la evolución de la trama resulte plana y falta de tratamiento. Los elementos que conforman las historias del autor de Providence están no solo presentes sino subrayadas. La demencia en el legado familiar, islas neblinosas, pueblos costeros donde nada es lo que parece… Un coctel que, aunque no resulte homogéneo, bien es cierto que deja momentos grabados en la retina y genera verdadera inquietud. El director juega de nuevo a experimentar con los géneros y, en este caso, el uso de los patrones clásicos le da pie a crear un producto muy funcional, pero de poco calado.
Salimos de la sala con sentimientos encontrados. Que ya fue más de lo que parecía haber generado la película en los demás asistentes al pase a juzgar por los comentarios recogidos a la salida del Auditori. Al fin y al cabo, Keating siempre suele despertar esta clase de sentimientos que no dan pie a medias tintas.
The Found Footage Phenomenon, de Sarah Appleton y Phillip Escott

Nos bajamos al pueblo a comer y de ahí nos metíamos directamente en Prado para el pase del documental ‘The Found footage phenomenon’ dirigido por Sarah Appleton y Phillip Escott.
El documental nos adentra, como era de imaginar, en el mundo del found footage para hacer una radiografía de un subgénero tan denostado por muchos como disfrutado por otros. A través de entrevistas a importantes autores del género como son Jaume Balagero, Carles Torrents, Oren Peli, Stephen Volk, Eduardo Sánchez, André Øvredal o Ruggero Deodato el documental repasa la corta historia del género desde sus inicios. Empezando por cuando se usaba como mera herramienta antes de convertirse en un fenómeno que nos daría títulos tan importantes como fueron: “Holocausto Caníbal”, “Host”, “The McPherson Tape” o “El Proyecto de la Bruja de Blair”.
Se hubiese agradecido algo más de profundidad a la hora de abordar la temática, ya que Appleton y Escott se quedan meramente en la superficie y se dedican a hacer poco más que un repaso a la evolución del subgénero. Sin embargo, sí que termina resultando una muy buena propuesta a un nivel más didáctico para aquellos que busquen una visión más generalizada del fenómeno.
The Medium, de Banjong Pisanthanakun

De vuelta al Auditori. Esta vez con algo más de tiempo. Cosa que, a estas alturas, agradecíamos mucho.
Con algo de miedo, pero sin perder las ganas, nos enfrentamos a media tarde a un pase que podía ofrecernos lo mejor y lo peor. “The Medium”, coproducción Tailandia-Corea del Sur dirigida por Banjong Pisanthanakun (“Shutter”, 2004) era una de las propuestas de terror más esperadas del año. Su campaña de marketing -tan tramposa como sugerente- que nos contaba como en su país de origen se tenía que proyectar con las luces de la sala encendidas, la colocaban como la enésima película más aterradora que habías visto jamás. Esta se presenta como un documental en el cual conocemos la historia de una chaman en Tailandia del Nordeste. Mediante su testimonio descubriremos las implicaciones emocionales y familiares que comporta este puesto, antes de que todo derive en una historia de terror de corte clásico desentrañada a través del found footage que sirve como celebración del subgénero de posesiones. Su director hace, de nuevo, del tópico su mejor arma. Mediante más de un lugar común la película consigue fascinar, erizar el vello y asustar genuinamente. Su crescendo de intensidad juega a favor de su narrativa cambiante mediante la cual nos implicamos tanto emocional como físicamente.
“The Medium” se convirtió en este punto en una personal favorita de servidor. La película que, por el momento, más me había fascinado de esta edición. Y es que, pese a lo negativo de la opinión generalizada, yo tenía claro que iba a acabar en mi top de este año.
The Exorcism of God, de Alejandro Hidalgo

Y de posesiones siguió yendo la cosa. Terminábamos el día en el Prado con “The Exorcism of God” una coproducción Estados Unidos-México-Venezuela dirigida por Alejandro Hidalgo, que ya nos fascinó en 2013 con su ópera prima “La Casa del Fin de los Tiempos”.
En este caso el cambio de tercio no pudo ser más violento. Donde su anterior película de fantasmas dejaba paso a un etéreo drama de tintes apocalípticos, esta vuelta del venezolano apelaba a sensaciones muy distintas.
Desde buen principio nos quedó claro que lo que íbamos a ver iba a tirar por derroteros mucho más cercanos a la comedia. The Exorcism of God nos pilló a todos desprevenidos con su tono más parecido a “Terrorificamente Muertos” que al horror dramático. De hecho, de ese Sam Raimi que tan bien combinaba miedo y risas es del que más orgullosa parece sentirse en cuanto a referentes. Hidalgo no escatima en grandilocuencia, látex, monstruos guiñolescos y un sentido de la hipérbole absolutamente desbordante. Un continuo desfile de monstruos y figuras demoníacas que circulan entre one liners y situaciones dignas de un actioner de los noventa. La película juega a una autoconsciencia tan descarada que casi llega a desbordar en más de un momento. Pero siempre consigue mantenerse a flote gracias a su desfachatez a la hora de mostrar. Arremetiendo sin miedo y con todas las consecuencias en busca de una mirada cómplice por parte de un público que, desde luego, encontró en los pases de medianoche en Sitges. Un disfrute absoluto.
Muy contentos con el crescendo de intensidad que había experimentado nuestro día. Tocaba descansar para afrontar los cuatro días que quedaban por delante. El festival nos tenía todavía muchas sorpresas reservadas.