El Lobo de Snow Hollow

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Jim Cummings rueda y protagoniza su segundo largometraje, titulado “El Lobo de Snow Hollow”. Una película que trata sobre la investigación de una serie de crímenes cometidos en un recóndito y diminuto pueblo de Estados unidos.  Al parecer los asesinatos están extrañamente vinculados a una imponente luna llena y a la figura de, eso que  algunos llaman: “Hombre-lobo”.

Al frente de la investigación está el oficial Marshall (Jim Cummings),  quien compagina la difícil tarea de resolver el caso  y al mismo tiempo tratar de arreglar sus problemas paterno filiales y familiares.

El Lobo de Snow Hollow tiene muchas cosas que me interesan. La que más, su enigmático tono. Comedia negra, thriller, terror, fantástico. .. Cummings coge varias recetas de mundos que poco tienen que ver y lo junta todo para fabricar esta estimulante propuesta repleta de carcajadas, sustos y tensión.

Por momentos da la impresión de que esa fórmula de género tan especial sirve para parodiar sobre el trabajo del oficial Marshall y su eficacia. Es decir, resaltar su incompetencia.  Eso está en la película de forma constante, sin embargo, en otros momentos siento que la película se toma al agente demasiado en serio y esa sensación de parodia desaparece, dando espacio a un registro más serio, a una crítica más afinada. Es algo confuso este discurso. La construcción de ese tono tan particular y tan específico puede hacer que por momentos la audiencia no sepa donde encajar las ideas y eso sí que pienso que es un problema. ¿Nos reímos de los personajes? ¿O con los personajes?  Yo, según la secuencia.

Es entretenida, divertida y cuenta con un montaje frenético. Todos estos elementos conspiran para que no te separes de la historia y disfrutes con sus disparatadas escenas. El problema que le encuentro, es que la película no es más que eso. Los problemas personales del protagonista, que son lo que constituyen el grosor emocional del filme, están tratados con brocha gorda. Y el filme, en ese sentido, se resiente. Poco nos importa que maten al personaje principal, es todo tan caótico y tremendista, que no acabamos de empatizar con ningún conflicto, a pesar de que, muchos momentos de por sí, sí sean muy disfrutables. Pero ese disfrute proviene de un ejercicio de estilo y eso deja a la película, en términos narrativos, en algo bastante vacuo .Otro elemento a tener en cuenta y vinculado con su “ejercicio de estilo” es que ese tono tan característico y esa planificación tan marcada, hacen que la trama de la historia, es decir, la investigación como tal, sea difícil de seguir.

Algo positivo que tiene la historia es el espacio y el diseño de producción. Se nota que es una película pequeña, pero ese espacio tan frio y característico acaba por convertirse en un personaje más.  En ese sentido, la película visualmente tiene la suficiente atmosfera como para adentrarnos en la historia e introducirnos en ese microclima tan maravilloso.

Mencionar que esta fue la última película que rodó el gran Robert Forster. Actor totémico allá donde los haya.

Lo siguiente va a sonar a oxímoron, pero… debo decirlo:

Lo mejor: Su tono.

Lo peor: la poca profundidad de la historia, en mi opinión como consecuencia de… su tono.

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