El viajante
Eran muchas las expectativas que en mi interior se volcaban hacia este film. Su última obra Nadar Y Simin: Historia de una separación; fue algo más que una gran película. Aproximándose a la perfección cinematográfica, abarcando así de una manera brillante, los múltiples aspectos que componen una película.

Así pues, este film tras hacerse con el Oscar a mejor película de habla no inglesa (y ya es su segundo), prometía y mucho. Por el premio y por las obras que preceden a su fantástico creador. Es una gran película. Poco convencional, con un ritmo distinto, una cocción lenta cimenta la trama que sí bien a muchos les puede parecer lenta, en realidad son muchísimos los detalles a tener en cuenta. La secuencia introductoria seduce, los movimientos de cámara muy acertados finalizan en la fractura de un cristal, que bien podría servir de analogía metafórica al film, refiriéndose esa fractura interna que sufrirá el protagonista durante el relato.

La película se desarrolla con relativa normalidad hasta el primer giro. Conocemos a los personajes y se nos presenta esa identidad que contienen los films de Farhadi, un dominio de la imagen y el lenguaje cinematográfico formidable. También produce con una gran destreza la manera en que se construye el suceso principal del film, del cual surgirán los diferentes conflictos internos. El elemento narrativo del teatro ayuda, asimismo también sugiere diversas interpretaciones.
Lo mejor de todo es la manera en que Farhadi te ofrece las imágenes, él las coloca para que el espectador les de sentido, propone una interaccion por parte del público muy interesante. Y esa gran habilidad narrativa sirve de autoreflexión, de sacrificio mental por parte del espectador para llegar a comprender las miradas, las acciones, las respuestas. Las interpretaciones son maravillosas y sin lugar a dudas punto crucial para el maravilloso funcionamento del film.

Comprender cómo la humillación, la desesperación, el orgullo, y la venganza a veces sobrepasan la linea de la racionalidad, sería uno de los principales ejercicios de esta narración. Nos sumerge en un punto intermedio, en el cual poder empatizar con ambos personajes, no nos limita, otorga al espectador una responsabilidad narrativa y eso es brillante. Entiendo que a priori pueda parecer distinta, ya qué, Nader y Simin por ejemplo, sí que tenía un ritmo más acelerado y los conflictos externos eran más numerosos. Sin embargo este film está cargado de simbolismos, su mayor capital es la imagen y los diálogos están muy bien elaborados:”Por la noche no me toques, por el día no te vayas… me vas a volver loco”. El final de la cinta, con los planos intercalado del matrimonio, ese silencio… las miradas que tanto dicen… en mi humilde opinión eso es puro cine.
Un film recomendable, para verlo en el cine. Para sumergirte en una gran historia que está contada de la manera más pura posible. Un ejercicio intelectual en toda regla.