Sitges 2021 – Review de ‘Halloween Kills’, de David Gordon Green

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Si algo hemos aprendido los fans del terror con el paso de los años es que la saga Halloween es capaz de contener en si misma lo mejor y lo peor del género. Lo mismo pasa con la productora Blumhouse, la fábrica de los horrores de nuestra era. Su superávit de producción suele traducirse en una total imprevisibilidad respecto a la calidad de sus productos. Pues pese a que que Jason Blum cuente entre sus filas con un buen puñado de clásicos modernos, también es el padre (fundador) de productos sonrojantes de la talla del remake de Black Christmas (2019) o Fantasy Island (2020).

Sin embargo, este nuevo timeline que se inició con “La Noche de Halloween” (2018), que volvía a enfrentar a Laurie Strode (la reina Jamie Lee Curtis) contra Michael Myers, es sin duda uno de los proyectos más ambiciosos de la compañía. Concebido como una trilogía que terminará el año que viene con “Halloween Ends” y liderado por David Gordon Green a la dirección, el proyecto cuenta con la aprobación del propio John Carpenter, que además musicaliza las tres películas.

Halloween Kills se inicia inmediatamente donde su anterior entrega lo dejó. Laurie Strode pensaba que su trampa para terminar con Michael Myers había dado resultado, pero la esencia del mal vuelve a escapar de la muerte para seguir asediando Haddonfield en la noche de Halloween más larga en años. Esta vez los habitantes de la pequeña localidad de New Jersey parecen haber llegado a su limite y están dispuestos a tomar cartas en el asunto.

No todo el mundo quedó contento con este comeback de la saga. La primera entrega fue recibida con tibieza por público y crítica, pero por aquí opinamos que es una más que digna (y terriblemente entretenida) continuación que celebra la vertiente más festiva de la saga. Y es precisamente esta la que explota esta secuela (de la secuela). Halloween Kills se nutre y a la vez adolece del síndrome de la segunda parte. Eleva la propuesta de su predecesora multiplicando al máximo exponente sus principales virtudes, en este caso: el body count. Esta es la entrega con más muertes de la saga. A cada cual más disparatada y creativa. Y, para regocijo del personal, cada una de ellas viene bien cargadita de gore desenfrenado. En ese sentido, la película es un crowd pleaser en toda regla e incluso algo excesiva respecto al espíritu de la saga original, que mostraba un Michael con un estilo no tan cercano al de Jason Voorhees.

A su vez, el principal lastre de esta nueva entrega es su condición de capitulo central de una saga previamente estructurada. Ni empieza ni termina y eso la convierte más en una pieza que en una película en si misma. Además, sus maniobras de guion terminan resultando demasiado obvias. Jamie Lee Curtis se hace a un lado para dejar paso a las nuevas generaciones constituidas por Karen (Judy Greer) y Allyson (Andi Matichak), hija y nieta de Laurie respectivamente. A su vez, en un ejercicio de nostalgia realmente vago, se pone el foco de atención en la vuelta de personajes poco relevantes de la primera entrega, a los que se les fuerza un backgorund mediante flashbacks de sentimiento postizo. Todo esto parece tratar de mantener viva una entrega que, precisamente por ese sobreesfuerzo, termina mostrándose como un puente tan innecesario como obvio en cuanto a su maniobra de mercado.

Sin embargo, es innegable que Halloween Kills es una película endiabladamente entretenida. También lo es que lo mínimo que se le podía pedir era eso. Pero a esta nueva saga le está sentando muy bien el tono ligero y poco solemne que está aportando Danny McBride (guionista y productor). Aún que bien es cierto que, en este caso, se introduce un componente nuevo y algo más trascendente de lo que cabía esperar en cuanto al discurso (no especialmente bien integrado, pero efectivo) que crea un paralelismo entre la America post-Trump, siempre al borde del estallido, y el asedio constante a una Haddonfield harta de vivir bajo la sombra de la leyenda negra. Se agradece que, entre tanto fan service se traten de incorporar nuevas ideas. Y es que, pese a que el punto de vista esté falto de heterogeneidad y se sienta como un mero añadido en busca de aceptación, termina a su vez resultando uno de los puntos más destacables de la película.

Y pese a todo, seguimos sin perder las ganas de ver como termina todo en octubre del próximo año. La propia Jamie Lee Curtis ya ha comentado en alguna entrevista que este final va a mosquear a más de uno, así que va a estar difícil anticiparse a lo que nos vamos a encontrar.

A recordar: el intento de revitalizar la saga con un punto de vista interesante, aún que algo fallido. Y, por supuesto, el desmesurado bodycount.

A olvidar: la sensación de puente que la exime de ser una película completa.

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