La saga ‘Scream’ ordenada de menor a mayor influencia
Se acerca, por primera vez sin Wes Craven entre nosotros, el estreno de la nueva entrega de ‘Scream’. La quinta parte de la franquicia, que ha decidido despojarse del numero en su título para tomar el homónimo de la saga.
La saga no solo supuso un lavado de cara vital para el genero de terror en los noventa, un momento en el que el público miraba con cierto desprecio un cine que parecía haberse estancado después de una de las décadas más proliferas de su historia. El estreno de la película original ‘Scream, Vigila Quien Llama’ en 1996 supuso el mayor éxito de la historia de la desaparecida Dimension Films, llegando a recaudar en su estreno americano más de 103 millones de dólares. Una barbaridad que la situó entre los seis títulos de terror americanos más taquilleros de la historia.
Tras tan desorbitados números se esconde mucho más que público casual. La saga ha cosechado infinidad de fans a lo largo de sus más de 25 años de vida que, a día de hoy, siguen considerándola un hito dentro del género. Autoparódica, si, pero terriblemente influyente. Wes Craven y Kevin Williamson lo cambiaron todo con su meta-slasher, haciendo que el género de terror tomase cuenta de si mismo, cosa que influenciaría a infinidad de cineastas en el futuro.
Hemos querido rendir pleitesía a una de nuestras sagas favoritas con este especial en el que analizamos la influencia que tuvo cada una de las entregas en el género, ordenandolas de mayor a menor según su influencia. No ha sido fácil, pero si un disfrute:
Scream 3 (2000)

“El grito más terrorifico siempre es el último.”
A nadie le pilla por sorpresa a estas alturas que ‘Scream 3’ es popularmente considerada la entrega más floja de la saga. También es, a su vez la más irrelevante de cara al género de terror pues, seamos sinceros, las normas de la trilogía son las menos consistentes que nos ha presentado Randy y, a su vez, las menos reconocibles en otras ficciones. La ausencia de Kevin Williamson al guión, que fue sustituido esta vez (la única) por Ehren Kruger (guionista del remake de ‘The Ring’ y su secuela y la futura ‘Top Gun: Maverick’) marcó el devenir del proyecto haciendo que, en este caso, la comedia no cargara con el peso de discurso alguno. De hecho, esta tercera parte funciona mejor cuando, a pinceladas, retrata una sociedad americana (todavía pre-11S) especialmente preocupada por el papel de la violencia simulada en pantalla. ‘Scream 3’ juega muy bien sus cartas cuando aprieta, de un modo más discreto, esa clase de botones que cuando quiere radiografiar las normas de su propia narrativa, que ella misma condiciona y moldea casi a modo de McGuffin.
Es curioso cómo, tratándose de la entrega en que más presente está la sombra de un estudio que mueve los hilos exprimidor en mano, es a la vez la más crítica con ese mismo papel. Tal vez la elección de dicho humor ligero no fue tan mala idea, pese a que eso la condenase a lo efímero. Sea como fuere, los revisionados siempre terminan confirmando que, pese a su irregularidad y lo inverosímil e irrelevante que resulta como capítulo de la saga, ‘Scream 3’ contiene momentos muy potentes y merece algo más de cariño por parte de los fans.
Scream 4 (2011)

“Nueva década. Nuevas reglas”
Fue todo un bombazo fan en el momento de su estreno. El efecto “10 años después” hizo de ella la primera secuela con componente nostálgico de retorno. El problema es que, con los reversionados, nos damos cuenta de que al final hay poco más allá de eso. ‘Scream 4’ fue tristemente la última película de Wes Craven y la que supuso, también, la vuelta de Williamson al guión. Pero de esta reunión no terminó saliendo algo con un carácter memorable parecido al de las dos primeras entregas. Bien es cierto que jugaba en su contra (o a su favor, según se mire) un momento de constante cambio para el género. Un momento que con el fin de la primera década del milenio arrancó y todavía no ha parado. Lo que Craven y Williamson consiguieron fue retratar algo concreto pero volátil. Un momento que pese a la evolución del medio tecnológico continuó anclándose en el pasado. Los remakes de los grandes titanes del horror palpitaban todavía recientes: el ‘Halloween’ de Rob Zombie en 2007, ‘Viernes 13’ de Marcus Nispel en 2009 o la infame ‘Pesadilla en Elm Street’ de Samuel Bayer que solo hacía un año que había enfurecido a toda la comunidad en 2010, Kirby (Hayden Panettiere) incluida. Pero una vez agotados los grandes iconos, la cultura del remake de estudio, pese a mantenerse en activo hasta el día de hoy, le cedió espacio a un terror más capaz de adaptarse al momento.
‘Scream 4‘ relega su carácter metacinematográfico a poco más que el dialogo y al gag autorreferencial. Incluso su look direct to video, de cuya intencionalidad no dudamos (pero si de ese insoportable glow que quema cada plano) hace que el paso de los años la diluyan. Su aportación al legado es de las menos destacables, pero, desde luego, supuso un momento realmente emocionante y marcó el timeline de la saga más exterior que interiormente. Se agradece, eso sí, el despiporre violento al que se entregó Craven ya sin miedo a las consecuencias. Más sangre, más víscera y más regodeo en lo banal del cuchillo en el slasher moderno. La secuencia de inicio es, pese a su ligereza, otra para el recuerdo y solo por ella ya hay que agradecer la existencia de la película.
BONUS: Scary Movie (2000)

Puede parecer una broma y, de hecho, un poco si lo es. Pero es innegable que la primera spoof movie de la interminable franquicia iniciada por Keenen Ivory Wayans no está en esta lista tan solo por haberle robado el working title a la ‘Scream’ original, que iba a llevar por título algo tan genérico (y a su vez adecuado) como ‘Scary Movie‘.
Es cierto, la parodia de la parodia no marcó el genero más allá de crear una interminable lista de secuelas cuya calidad fue degenerando con el tiempo (aún así, en esta casa se defiende la tercera entrega a capa y espada). Lo que si marcó fue la identidad popular de la saga de Craven y WIlliamson (no deja de ser curioso que el movimiento viniera de la propia Dimension Films), haciendo que muchos se llegaran a cuestionar la legitimidad de las dos primeras entregas de Ghostface. A día de hoy muchos son incapaces de separar ambas películas como si las dos formasen parte del mismo canon. Más de una vez todos hemos oído aquello de “no me la puedo tomar en serio por culpa de Scary Movie” al hablar de la saga original con alguien.
La influencia de la película no sobrepasa el mero chiste autorreferente pero, pese a que se la recuerda con cariño y risa cargada de nostalgia, cuesta pasar por alto que supusiera una mancha en el legado de una saga que siempre usó el humor para hablar de ella misma.
Scream 2 (1997)

“Alguien está llevando demasiado lejos su pasión por las secuelas de las películas de terror”
No se trata tan solo de la segunda mejor entrega de la saga (hasta ahora), sino también el paso definitivo que llevó el meta-terror a ser uno de los conductores del género en el nuevo milenio. ‘Scream 2’ no solo hace parodia, de un modo más exacerbado y explicito que en la primera entrega, de su propio género, si no de su propia génesis y repercusión. ¡Y tan solo un año después de la original!
Si por algo es recordada la primera secuela es (de nuevo) por su magistral inicio, que lleva el auto análisis más lejos de lo que se había llevado todavía. El primer asesinato, en una sala de cine sucede durante la proyección en exclusiva de la adaptación de la macabra historia de Woodsboro. Para más inri, la secuencia que se ve en la pantalla de dicho cine fue rodada a modo de micro-remake por el mismísimo Robert Rodríguez, que recientemente había estrenado ‘Abierto Hasta el Amanecer’. Todo suma, incluso la actitud de una audiencia no solo pasiva ante la violencia en pantalla sino demandante de más en pro de la festividad. Da la sensación de que Craven y Williamson quisieron reflexionar (sin condenar en ningún momento) sobre el papel que jugaba la violencia en el cine en los noventa. O más bien, el que la opinión pública pretendía que jugase. El cierre de la película es bastante claro respecto a esto. Sobre este discurso volverían a poner algo más de foco en ‘Scream 3’.
Mas allá del excelente inicio, ‘Scream 2’ fue también la encargada de terminar de iconizar ciertos personajes. La relación entre Gale y Dewey se consolidaba más allá del simple juego dando pie a una de las parejas más queridas por los fans, Sidney se convertía definitivamente en la eterna superviviente y Randy en la voz oficial del aficionado al género para terminar siendo una de las muertes más lloradas de los noventa.
Scream, Vigila Quién Llama (1996)

“No contestes al teléfono. No abras la puerta. No intentes esconderte.”
Le genuina y original. La que empezó la oleada de auto-consciencia cinematográfica moderna y la que nos presentó a Ghostface ya como un icono del horror para los restos. Elegirla como ganadora del ranking apela a un tópico que el propio asesino seguramente usaría en una de sus llamadas, pero es que ‘Scream, Vigila Quién Llama’ es mucho más que la semilla de una idea o una elección guiada por la nostalgia. En ella Craven y Williamson analizaron con pulso de cirujano el estado, por aquel entonces actual, de un género -también por aquel entonces- algo maltrecho y cuestionado por un público que empezaba a mirarlo por encima del hombro.
Así pues, en un ejercicio casi exorcizante, un por aquel entonces todavía desconocido Kevin Williamson, escribió un tratado en el que se analizaron las reglas del juego y se pusieron sobre la mesa los porqués de la cercanía entre el genero de terror y su público. Más concretamente el adolescente. En esta primera entrega lo meta se encontraba especialmente bien diluido en el guión, sin casi hacer diferenciación entre trama y el análisis. Pues pese a que sus personajes dictaminan las reglas en voz alta, estas se van tornando cruciales a medida que se desarrolla la primera masacre en Woodsboro. Además, la perspectiva del tiempo ha hecho bajar a la tierra ciertas ideas de la película que en su momento sonaban a tópico y fantasía pero que siempre fueron tan reales (y cómicas) como la vida misma. Ver la película en la era de la culpa antigena, los toques de queda juveniles y el negacionismo le da al conjunto una dimensión totalmente nueva.
La llegada de Wes Craven, que tan solo 3 años antes había ahondado más que nunca en la meta-ficción con ‘La Nueva Pesadilla de Wes Craven’ (1994), terminó convirtiendo esta primera entrega en la absoluta obra de culto que es hoy día, además de revitalizar su imagen como maestro del terror.