Relic

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Tras varios retrasos debido a la pandemia, por fin Relic llegará a los cines españoles el 12 de marzo de 2021.

Pese a que es cierto que “Hereditary” dio el campanazo más firme a la hora de influenciar el cine de terror de los nuevos años veinte, la tendencia a un horror emocional y arraigado en una percepción muy personal de la realidad ha estado muy en boga en los últimos años. Cineastas como Jennifer Kent con su influyente “Babadook” o la faceta más indie de la “It Follows” de David Robert Michell han otorgado a nuestros miedos una forma nueva de actuar. Apelando a lo mundano e inevitable. A sensaciones extremas pero arraigadas a ritos de paso que muchos viviremos queramos o no.

Respecto a esto, la valiosa Relic trabaja sobre algunos de los terrores más primitivos del ser humano abordados desde el nicho familiar y lo inevitable de pertenecer a una estirpe. No es la primera vez que la demencia y el Alzheimer ejercen de villanos de género. Sin irnos muy atrás en el tiempo, la aterradora “The Taking of Deborah Logan” (2014) abordó el tema de forma deliberadamente frontal.

Sin embargo, y es por ello que Relic se asemeja mucho más a títulos como los mencionados más arriba, en este caso el foco se pondrá en las ramificaciones de la enfermedad y como estas penetran lentamente en los integrantes de una familia que lucha por escapar del abismo más absoluto. El olvido es doloroso, pero ser olvidado todavía lo es más. Y es a través de la cercanía del concepto que la película construirá, con un gusto exquisito por el detalle, un drama de terror de tintes casi góticos más basado en la sugestión que en el sobresalto. Que nadie espere a la hora de enfrentarse a Relic una sucesión de impactos a cuál más estridente, pues la película está casi exenta de ellos.

La debutante Natalie Erika James, que demuestra un pulso cuasi caligráfico, compone el terror de forma subcutánea e interna. El escalofrío por encima del espanto. Y es que el crescendo de los horrores que azotan a la familia protagonista se irá tornando más envolvente a medida que su concepto se vuelva también más esclarecedor. Y es ahí precisamente donde Relic saca cabeza por encima del resto y consigue singularizarse. Cuando dicho concepto se torna físico y lo metafórico juega un papel activo en su narrativa. Narrativa en que el significado es claro pero no por ello menos valioso en lo emocional. En secuencias concretas, esta capacidad de dibujar el subtexto es de una elocuencia y a su vez una oscura belleza, deslumbrantes. Y es que es en el gusto por el detalle y el énfasis por lo preciso donde la película puede jugar sobre seguro.

Y pese a ser este un trabajo de precisión milimétrica, la emoción no queda desplazada. Al contrario. Y es que, pese a la frialdad tonal derivada de su estética, el texto es empático y cercano. Su trío protagonista, formado por unas espléndidas Robyn Nevin, Emily Mortimer y Bella Heathcote aporta la calidez necesaria para contraponerse al universo desgarrador y cruel al que se enfrentan.

No es casual, pues, que Relic fuese uno de los títulos más aclamados del pasado festival de Sitges 2020, del cual salió con una mención especial a la dirección de Natalie Erika James. Tocará enfrentarse al debate conocido con quien busque una forma más pura de terror en pantalla. Pero con los ojos adecuados, esta es una película que te impedirá dormir apelando a miedos muchísimo más profundos.

A recordar: el exquisito pulso narrativo y compositivo de Natalie Erika James.

A olvidar: el apelativo “drama disfrazado de terror”.

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