Review de Ali y Ava, de Clio Barnard
En tiempos en que miradas cínicas y la necesidad de mostrarse absurdamente relevante gobiernan las narrativas, siempre es un alivio encontrarse con burbujas de aire puro en las que tomarse un respiro en forma de películas como ‘Ali y Ava‘, de Clio Bernard. Una historia que brilla por su simplicidad y no por ello deja de presionar ciertas teclas algo más incómodas.
Ali y Ava, cargan a sus espaldas dos historias de amor truncado por un destino cruel. El mismo destino que decide cruzar sus caminos y hacer que ambos se encuentren y descubran a través de su amor por la música que su mutuo entendimiento parece poseer la cura para su soledad.
Ali, rapero electropunk. Ava cantautora de , country folk
Estamos tan acostumbrados a las texturas, tropos y vicios de la dramedia independiente que, a veces, ya consumimos los slice of life, películas que deberían ser tremendamente especiales, como comida rápida. Sin embargo, por su propia condición de ser, muchos de ellos consiguen tocarnos de un modo más cercano según nuestras vivencias. Posiblemente una de las mayores virtudes de ‘Ali y Ava’ sea no depender del curriculum del espectador, pues nos cuenta una historia tan ordinaria como única.

Su sencillez y naturalidad son su principal baza y se encargan, desde buen principio, de crear un lugar seguro en el que el espectador puede situarse para disfrutar cómodamente del viaje. Si bien ‘Ali y Ava’ no es estrictamente una feel good movie, si que circula por territorios compartidas con el término. Y es que es prácticamente imposible no enamorarse de dos personajes tan emocionalmente tangibles como los que moldean Adeel Akhtar y Claire Rushbrook. Dos adultos de mediana edad atascados en un punto realmente complejo de sus vidas que no esperaban encontrar en la mutua complicidad una vía de escape a una soledad que se muestra más allá del romanticismo rutinario. El guión, que también firma su directora Clio Bernard, define el enamoramiento de sus protagonistas como un espacio más basado en la confianza y la seguridad que en la pasión incontrolable.

Es prácticamente imposible no enamorarse de dos personajes tan emocionalmente tangibles como los que moldean Adeel Akhtar y Claire Rushbrook.
Ambos actores definen sus personajes a través de la mirada, el gesto y una sonrisa cómplice que conecta mucho más que cualquier maniobra escrita. Su química es de aquellas que traspasa la pantalla y cobra vida como la formula de una canción pop. Se puede tratar de transcribir, pero apela a sensaciones que no se pueden definir con exactitud. Comentaba Nacho Vigalondo en su Twitter hace mucho tiempo que como no íbamos a darnos cuenta de lo mal que lo pasaban los personajes del cine indie si se empeñaban en mostrárnoslo continuamente con su cara triste. Ali y Ava sonrien durante gran parte del metraje de su película. Sin embargo, el vacío en su pecho se hace tangible, e incluso se ve acrecentado por esa sonrisa que esconde tras de si una necesidad de afecto y comprensión desoladoras.
Canción de amor para todos los públicos
Si bien ‘Ali y Ava’ juega con esta capacidad empática que le aporta el ser una historia de amor normal, en que sus protagonistas se enfrentarán a dificultades tales como las dudas en uno mismo, el miedo a no estar a la altura o el que dirán, también aborda problemáticas de mayor calado como el choque cultural derivado en el racismo más vil o las eternas disputas politico-religiosas de las que tanto nos puede hablar el cine social británico. Si bien estos son elementos que están presentes durante todo el metraje, irán definiéndose como cruciales a medida que este avance. Y si bien es cierto que la película cae más de una vez en el tópico, también lo es que este forma parte de una realidad muy concreta que sería un error obviar.
De hecho, por momentos, ‘Ali y Ava’ está especialmente acertada en la resolución de sus conflictos. Clio Bernard mide los tempos con soltura y hábil agilidad, permitiéndose dilatarlos de más en momentos determinados pero sin caer en un goloso tono contemplativo que podría haber lastrado la frescura de su relato.
Si ‘Ali y Ava’ llega a ti como la enésima propuesta independiente con ganas de emocionarte sin hacerte llorar, no huyas de ella. La definición es correcta, pero debe ser leída en positivo. Tras ella hay magia, hay debate y una retahíla de temazos de diversos géneros que, como mínimo, te dejaran una playlist memorable.
A recordar: su capacidad de conectar con todo tipo de espectadores a través de dos personajes absolutamente maravillosos.
A olvidar: que su naturalidad funcione tan bien que pueda olvidarse con demasiada facilidad.


Su capacidad de conectar con todo tipo de espectadores a través de dos personajes absolutamente maravillosos.
Que su naturalidad funcione tan bien que pueda olvidarse con demasiada facilidad.