Sitges 2022: Review de As Bestas, de Rodrigo Sorogoyen
La ausencia de elemento fantástico en las películas presentadas es uno de los eternos debates de cada edición del festival de Sitges. ¿Es lícito que trabajos que se mantengan en un terreno 100% realista formen parte de la selección de un certamen de cine fantástico? Desde luego así es si eso nos permite disfrutar de propuestas tan enormes como ‘As Bestas‘, la nueva película de Rodrigo Sorogoyen que llega precedida de mucho ruido tras su paso por el festival de Cannes y de San Sebastián. Y es curioso, pues el nuevo trabajo del director de ‘El Reino‘ (2018) y ‘Que Dios Nos Perdone‘ (2016) parece ser una película capaz de gobernar a través del silencio. Un silencio cargado de una tensión prácticamente insoportable que tuvo a las casi 1.500 personas congregadas en el auditori Meliá conteniendo la respiración a la vez.
La vida de Antoine y Olga, una pareja francesa recién instaurada en una aldea del interior de Galicia, no está siendo nada fácil por culpa de la creciente tensión con sus vecinos, los hermanos Anta. La aparente tranquilidad de la vida rural se verá truncada por un conflicto de intereses que derivará en una espiral de odio malsana y realmente peligrosa.
La violencia enquistada en el corazón de la comunidad
El pulso para el thriller que ha demostrado Rodrigo Sorogoyen a lo largo de su relativamente corta carrera lo pone a la altura de los más grandes narradores del momento. El manejo de la tensión y el poder con el que domina la imagen lo acerca a una narrativa que tiende a recordar al modelo asiático, más concretamente al reconocible estilo del thriller surcoreano. Del mismo modo que aquel es un género habitualmente marcado por lo político, Sorogoyen insiste también en mostrarnos la caras más amargas de una España sucia, podrida y violenta a través de distintas comunidades e incluso clases sociales.

En ‘As Bestas’, Rodrigo Sorogoyen elabora el retrato de una exhausta comunidad rural en la cual habitan los horrores acumulados bajo el peso de una sociedad maltratada y prácticamente olvidada. A través de lo que se podría definir como el hibrido perfecto entre ‘Alcarrás‘ (Carla Simón, 2022) y ‘Perros de Paja‘ (Sam Peckinpah, 1971) el director utiliza la violencia que siempre termina haciendo victimas a aquellos que simplemente buscan sobrevivir como conductor de una narración que huye de querer definir un perfil de estas comunidades y se centra en los efectos del odio subyacente como concepto más universal.
Y, para ello, construye personajes que gozan de una tridimensionalidad sublimada mediante un excelente guión escrito, de nuevo, junto a Isabel Peña y a un elenco excepcional del cual sobresale de nuevo un aterrador Luis Zahera. Como las de todo buen villano, sus motivaciones nunca funcionan en una sola dirección, del mismo modo que tampoco lo hacen las de su pareja protagonista Denis Menochet y Marina Foïs. Mediante estos conflictos de intereses cargados con distintas y distintivas lecturas se va exacerbando una disputa que se torna irrespirable gracias una narrativa visual portentosa.

Sorogoyen elabora un retrato de una exhausta comunidad rural en la cual habitan los horrores acumulados bajo el peso de una sociedad maltratada y prácticamente olvidada.
Lo que verdaderamente hace aterradora a la película es la naturaleza humana de su conflicto, que se expone a través de diálogos de una intensidad atronadora. A lo largo de las que podrían ser las dos películas que conviven dentro de ‘As Bestas’, nos encontraremos con momentos clave narrados en elegantes y estremecedores planos secuencia que quedarán grabados a fuego en la memoria colectiva gracias a la minuciosa sincronía entre el lenguaje interpretativo y cinematográfico. Se hablará muchísimo de la secuencia del dominó, el bar o la cocina.
El horror es real
La estructura dual de ‘As Bestas’ convierte la película en un ejercicio peligroso. Sin embargo, el muy inteligente guión de Peña y Sorogoyen se encarga de vertebrar un discurso que se mantiene inamovible durante el extenso metraje. Esta es una película árida, seca y violenta, pero a su vez es también la historia de un amor puro y cargado de una irracional humanidad que se va dibujando a medida que las piezas de este complejo puzle emocional se van descubriendo. La belleza se encuentra impregnada en lo natural, pero no solo en aquello que conforma los bellos parajes de una Galicia rural que vuelve a convertirse en un paramo tan fascinante como inhóspito, sino también en un modo de afrontar lo la vida desde la incongruente dualidad de lo humano.
As Bestas’ es todo esto y mucho más. Pero, por encima de todo, es una película elaborada con una maestría que te dejará sin aliento. Un a bajada a los infiernos desde un plano tan terrenal que apela a los demonios que son verdaderamente reales. Los que circulan por nuestras calles, incluso cuando nos vamos en busca de paz al campo. Rodrigo Sorogoyen no tiene ya nada que demostrar, pero aún así ha vuelto a reafirmarnos que siempre puede subir un peldaño a la hora de sublimar su trabajo. Sin duda una de las mejores películas del año, nacional e internacionalmente.
A recordar: La perfecta simbiosis entre todos los apartados, técnicos y artísticos que hacen de cada secuencia un portento.
A olvidar: Será realmente difícil que la película abandone nuestras cabezas.
A RECORDAR
A OLVIDAR
La perfecta simbiosis entre todos los apartados, técnicos y artísticos que hacen de cada secuencia un portento.
Será realmente difícil que la película abandone nuestras cabezas.